Javier Clemente ha sido prácticamente desde siempre un
personaje al que acompaña una permanente controversia. De esas personas a las
que las amas o las odias, sin término medio. Cierto es que es un tío auténtico,
que la mayoría de las veces dice lo que piensa y que en todos sus equipos
siempre trata de centrar la atención hacia su persona para restarles presión a
sus jugadores, y precisamente esta forma de ser y de actuar es la que provoca
los encontronazos con la prensa y la ya citada actitud extremista, ya sea de un
polo o del otro, hacia su persona. En cualquier caso, todo esto no impide
profesar al rubio de Baracaldo el reconocimiento que por sus logros deportivos
y su calidad como entrenador se merece, y yo rompo una lanza (y las que hagan
falta) en su favor.
Nacido el 12 de marzo de 1950, Javier Clemente comenzó su
carrera como futbolista en el Baracaldo, para pasar después a jugar con el
Athletic de Bilbao, equipo con el cual debutó el 18 de septiembre de 1968 nada
más y nada menos que contra el Liverpool en los 1/32 de la Copa de la UEFA,
partido que el Athletic ganó por 2 a 1.
Se desempeñaba como interior zurdo y era una de las grandes
promesas del fútbol español, técnico y con gran habilidad en el pase, le
llamaban “el nuevo Panizo”. Fue convocado para jugar con la selección española
sub-21 y sub-23 y ganó la Copa del Generalísimo con el Athletic de Bilbao en
1969 ante el Elche.
Sin embargo, su carrera como futbolista sufrió un grave
revés cuando, con 19 años y en un partido contra el Sabadell, recibió una dura
entrada de Marañón. Esta entrada conllevó una rotura de tibia y peroné de su
pierna izquierda, lesión que, tras cinco operaciones y varias reapariciones
fallidas, obligó a Clemente a retirarse con 47 partidos de Liga jugados con el
Athletic en los que marcó 6 goles, 9 de Copa y 6 de competiciones europeas;
aunque no sin antes ofrecerle el Athletic de Bilbao un partido homenaje como
despedida ante el Borussia Mönchengladbach en San Mamés.
Tras su retirada como jugador, Clemente decidió continuar en
el mundo del fútbol como entrenador. En la temporada 1975/1976 dirigió a su
primer equipo: el Arenas Club de Getxo, con el que consiguió el ascenso a Tercera
División. Posteriormente se sentó en el banquillo del Baskonia (1976-1978,
cuando todavía no era filial del Athletic) y del Bilbao Athletic (1980/1981).
Fue en la temporada 1981/1982 en la que Clemente tomaría las
riendas del Athletic de Bilbao, cuando el presidente Beti Duñabeitia,
recientemente fallecido (el 27 de noviembre de 2013, descanse en paz), apostó
por él para sustituir a Iñaki Sáez. Muchos dudaban de la capacitación de
alguien tan joven (31 años) como el rubio de Baracaldo para entrenar al
Athletic, pero las dudas se fueron disipando poco a poco. Esa primera temporada
el equipo terminó cuarto en Liga, y en la siguiente (1982/1983) logró el título
liguero de la mano de jóvenes como Zubizarreta, Gallego, Urtubi, Noriega,
Liceranzu o De la Fuente, formando con un 4-3-3.
Sin embargo, el mayor éxito llegaría la temporada 1983/1984,
cuando el Athletic de Clemente consiguió el doblete ganando la Liga en la
última jornada ante la Real Sociedad y pocos días después la Copa del Rey al
Barcelona de Maradona y Schuster, por 1 a 0 con gol de Endika y con batalla
campal empezada por el propio Maradona una vez finalizado el partido. Para
rematar una fantástica temporada, el Athletic también ganaría la Supercopa de
España de 1984/1985.
Javier Clemente terminaría dejando el club en la temporada
1985/1986 tras las desavenencias generadas con la directiva al alejar del
equipo Sarabia de forma permanente por su falta de disciplina en el campo. Con Clemente
fue la última vez que la gabarra salió por la ría, ya que desde entonces el
Athletic de Bilbao no ha ganado ningún título.
Finalizada su etapa en Bilbao, su siguiente destino sería el
Espanyol. En la temporada 1986/1987 logró terminar la Liga como tercero, mejor
posición histórica del conjunto periquito y que le valió para ganar el premio
Don Balón a mejor entrenador por tercera vez (también lo había ganado con el
Athletic de Bilbao en 1982/1983 y 1983/1984).
Esta tercera plaza en Liga clasificó al Espanyol para la
Copa de la UEFA de la temporada siguiente (1987/1988), donde consiguió llegar a
la final tras eliminar al Milan de Sacchi y al Inter. Por desgracia, el ganador
de esa edición de la UEFA terminaría siendo el Bayer Leverkusen en los
penaltis, después de un 3 a 0 en la ida en Barcelona y otro 3 a 0 en la vuelta
en Alemania.
En su tercera temporada en el Espanyol, la de 1988/1989,
Clemente fue cesado en la jornada 25 con el equipo en la posición 18ª.
El Atlético de Madrid de Jesús Gil sería el equipo que
ficharía a Clemente para la temporada 1989/1990. A pesar de ir segundos en
Liga, Gil destituyó a Clemente el 27 de febrero de 1990, de nuevo por las
diferencias del vasco con el jugador estrella del equipo, esta vez el delantero
Baltazar.
Ya en la década de los 90, Clemente volvió a su Athletic
para dirigirlo durante la temporada 1990/1991, consagrándose como el entrenador
que más partidos del Athletic ha dirigido al superar los 235 de Juan Urkizu.
Una mala racha de resultados provocan su destitución tras la jornada 26, con el
equipo 17º.
En la temporada 1991/1992, el Espanyol vuelve a recurrir a
Clemente, esta vez para evitar el descenso que amenazaba al equipo de
Barcelona. Clemente cogió al equipo en la última posición de la tabla en la
jornada 19 y logró salvarlo consiguiendo 10 victorias y 4 empates en 20
partidos, terminando la temporada 16º.
El Espanyol quería mantener a Clemente pero fue en ese
momento cuando llegó la oferta de la Real Federación Española de Fútbol para
convertirle en seleccionador de una España que venía de ser eliminada en el
Mundial de 1990 en octavos de final y que ni siquiera había logrado la
clasificación para la Eurocopa de 1992. Fue así como se inició una importante
etapa para la el combinado nacional y para Clemente, que duraría desde 1992
hasta 1998.
Su primera decisión fue sustituir en la columna vertebral de
la selección a los españoles de la Quinta del Buitre (especialmente Míchel y
Butragueño), ya en decadencia, por los del Dream Team de Cruyff.
En el Mundial de EEUU de 1994, España cuajó una magnífica
actuación, siendo eliminada por 2 a 1 en el fatídico encuentro de cuartos de
final ante Italia, por todos recordado por el fallo de Julio Salinas ante
Pagliuca en los minutos finales y el codazo de Tassotti ya en el descuento que
le partió la nariz a Luis Enrique, provocando un clarísimo penalti que el
árbitro no pitó. En este Mundial, Clemente utilizó al Barcelona como base de su equipo, con 9 de
los 22 convocados pertenecientes al club azulgrana: Zubizarreta, Ferrer,
Goikoetxea, Guardiola, Bakero, Begiristain,
Sergi, Nadal y Julio Salinas. No obstante, jugadores como Hierro, Luis Enrique
y Alkorta (del Real Madrid) y Caminero (del Atlético de Madrid) tuvieron una
importancia capital en aquella selección.
La siguiente cita para el equipo nacional fue la Eurocopa de
1996. Clemente mantuvo a jugadores importantes del Mundial del 94 como
Zubizarreta, Hierro, Caminero, Luis Enrique o Nadal, y añadió poder ofensivo al
incluir en la lista a Alfonso del Betis y a Pizzi del Tenerife. Sin embargo, y
a pesar de hacer otro gran torneo, la suerte no estuvo de nuestra parte y la
selección volvió a caer eliminada en cuartos de final, esta vez ante la
anfitriona Inglaterra y en los penaltis.
Después de las duras eliminaciones en cuartos tanto en el
Mundial del 94 como en la Eurocopa del 96, España parecía tener equipo para
hacer algo grande en el Mundial de Francia de 1998. Clemente mantuvo en general
el bloque, destacando la inclusión del eterno Raúl y, en menor medida,
Morientes y Etxeberría. En la memoria de todos queda el fallo de Zubizarreta
ante Nigeria, fallo que no hizo justicia a uno de los más grandes cancerberos
españoles de todos los tiempos, pero que a la postre supuso la derrota por 3 a
2 en ese primer partido de la fase de grupos. Un empate ante Paraguay a 0
obligaba a España a ganar el último partido, ante Bulgaria, y que Paraguay no
ganara a Nigeria. Nosotros cumplimos con un apabullante 6 a 1, pero Paraguay
también ganó su partido y quedamos eliminados. Fue un decepcionante final para
una selección que, sin duda, mereció mucho más.
Javier Clemente continuó como seleccionador hasta el 5 de
septiembre de 1998, cuando España perdió ante Chipre por 3 a 2 en el primer
partido de clasificación para la Eurocopa del 2000. Clemente dirigió al equipo español durante 62 partidos, en los que consiguió treinta y seis victorias,
veinte empates y seis derrotas. Entre el 7 de septiembre de 1994 y
el 28 de enero de 1998 encadenó una racha de treinta y un partidos invicto. En
aquel momento se trataba de los mejores números de un seleccionador español. La
España de Clemente fue, para muchos, la selección más competitiva con la que
hemos contado nunca.
Su siguiente destino fue el Betis, equipo por el que fue
contratado en la jornada 7 de la temporada 1998/1999 yendo último y al que
terminó dejando 11º.
En la temporada 1999/2000 se repitió lo acontecido en la
anterior, esta vez con la Real Sociedad. El equipo donostiarra contrata a
Clemente en la jornada 10 cuando iba 19º y con él termina la temporada 13º.
Continuó en la Real Sociedad en la temporada 2000/2001, pero
solo dirigiría al equipo hasta la sexta jornada tras cosechar 1 victoria, 2
empates y 3 derrotas. La prioridad de Clemente era entrenar a otro equipo
español pero el reglamento de la Federación Española de Fútbol se lo impedía,
por lo que desde noviembre del 2000 a abril del 2001 fue el entrenador del
Olympique de Marsella, dejándolo 13º antes de dejar el equipo en la jornada 30.
Un nuevo reto para evitar el descenso se le presentó a
Clemente en la temporada 2001/2002, cuando se puso al mando de un Tenerife que
iba último en la jornada 27. Sin embargo, 4 victorias, 2 empates y 6 derrotas
no fueron suficientes y el equipo terminó en la posición 19, perdiendo la
categoría.
En la temporada 2002/2003 fue el Espanyol el que recurrió a
Clemente para evitar el descenso después de que el vasco ya lo consiguiera en
la temporada 1991/1992. Llegó en la jornada 15 con el equipo penúltimo en la
tabla, y terminó el campeonato como 17º, salvándolo por segunda vez del
descenso.
El Espanyol lo mantuvo en la temporada 2003/2004, pero fue
destituido en la jornada 10 por la mala marcha del equipo.
También en la jornada 10, pero de la temporada 2005/2006,
Clemente regresa por tercera vez al Athletic de Bilbao, después de haber pasado
la primera temporada de su carrera (2004/2005) sin entrenar a ningún equipo. El
Athletic marchaba en la última posición de la tabla y acababa de destituir a
Mendilíbar. Tras una impresionante temporada, Clemente consigue que su Athletic
remonte el vuelo y termina la campaña 12º. Por ello fue confirmado en el puesto
de cara a la siguiente temporada, para la que pidió cinco fichajes: Iraizoz,
Raúl García, Gabilondo, Iñaki Muñoz y Sarriegi. Sin embargo, el presidente
Lamikiz solo trajo a Gabilondo y Sarriegi, más el por entonces juvenil de
Osasuna Javi Martínez. Clemente criticó públicamente la política de fichajes y
fue cesado por Lamikiz.
En julio del 2006, Clemente toma el cargo de seleccionador
de Serbia. Renovó a una envejecida selección, pero no consigue la clasificación
para la Eurocopa del 2008, a pesar de mantener sus opciones hasta el último
partido.
En septiembre de 2007 Clemente sufrió un accidente doméstico
en su casa de Bilbao
que le imposibilitaba viajar en avión hasta Belgrado,
por lo que recorrió 2320 kilómetros en automóvil para poder dirigir al equipo.
A su llegada fue recibido como un héroe por cientos de aficionados y por la
ministra serbia de deportes. Su etapa en Serbia finalizó el 6 de diciembre de
ese mismo año, tras 16 partidos en los que consiguió 7 victorias, 7 empates y 2
derrotas.
Irán lo quiso como seleccionador a principios de 2008, pero
ante la negativa de Clemente a residir de forma permanente en el país asiático,
se dio por cerrado el caso.
Pocos meses después, el 6 de marzo de 2008, el Murcia le
contrató como su entrenador para evitar el descenso. La fama de Clemente como
apagafuegos fue una constante que le ha perseguido en los últimos 10-15 años de
su carrera como entrenador. El Murcia marchaba 19º cuando lo cogió en la
jornada 27 y terminó el campeonato en la misma posición, no pudiendo el vasco
evitar el descenso esta vez.
A pesar de ello, Javier Clemente continuó en el banquillo
del Murcia de cara a la temporada 2008/2009. Esto supuso su segunda experiencia
como entrenador en Segunda División, categoría que no pisaba desde que
entrenara al Bilbao Athletic en la 80/81. En la jornada 16 el Murcia estaba
antepenúltimo en la tabla y Clemente fue cesado.
En la temporada 2009/2010, fue contratado para evitar, una
vez más, que un equipo descendiera. Fue el Valladolid, 19º, el que llamó a
Clemente a falta de 8 partidos para el final del campeonato. Llegó a la última
jornada con 3 victorias, 3 empates y 1 derrota, y con el Barcelona de Guardiola
jugándose la Liga como rival. El angoleño Manucho tuvo en sus botas el gol que
habría supuesto a los blanquivioletas adelantarse en el marcador cuando el
partido todavía iba 0 a 0, pero finalmente no pudo evitarse la derrota. El
Valladolid terminó descendido y el Barcelona campeón.
El 17 de agosto del 2010, Javier Clemente fue contratado
como seleccionador de Camerún. Bajo su mando, los africanos lograron 3
victorias, 2 empates y 1 derrota que no fueron suficientes para certificar la
clasificación para la Copa de África de 2012, por lo que Clemente fue
destituido el 24 de octubre de 2011.
La última experiencia, hasta el momento, de Clemente en la
Liga española fue con el Sporting de Gijón en la campaña 2011/2012. El equipo
asturiano estaba hundido en la tabla, 19º, cuando Clemente llegó en la jornada
24. 5 victorias, 3 empates y 8 derrotas no consiguieron evitar el descenso, a
pesar de llegar el equipo con opciones a la última jornada, y no se renovó
contrato a Clemente.
A título personal, el 17 de marzo de esa temporada se jugó
el que sería su partido 500 como entrenador en Primera División, frente al
Granada en el Nuevo Los Cármenes. No pudo celebrarlo con victoria al caer
derrotado el Sporting por 2 a 1, pero nadie puede “quitarle lo bailao” a
Clemente, que al término de esa temporada contaba con 512 partidos en Primera,
siendo el quinto entrenador con más partidos dirigidos en esa categoría solo 2
por detrás de Víctor Fernández.
Hace unos meses, concretamente el 24 de septiembre de 2013,
se anunció que Clemente dirigiría al equipo nacional de Libia. Se trata de su
cuarta selección desde los banquillos, después de España, Serbia y Camerún, y
desde aquí le deseo la mejor de las suertes.
En cuanto a su estilo de juego, siempre se oye en tono
despectivo aquello del “patadón parriba”. Esto tiene nombre y se llama jugar
con hombre objetivo, un delantero alto y fuerte que domina el juego aéreo y
baja los balones para que sus compañeros reciban de cara en una zona del campo
rival cercana al área, o directamente para rematar a gol aprovechando esa
superioridad de altura y fuerza. Es una estrategia que han utilizado muchísimos
equipos y que se seguirá utilizando, porque es realmente efectiva. Ahora mismo
me viene a la cabeza el Chelsea de Drogba, jugador al que todo el mundo
elogiaba y ponía por las nubes. Drogba es un clarísimo ejemplo de hombre
objetivo, igual que lo fue, por ejemplo, Julio Salinas. Aunque cierto es que el
africano tuvo una capacidad goleadora superior a la del español, esto ya no
entra dentro de las posibilidades del entrenador, quien en cada caso cuenta con
los jugadores de los que dispone.
Otra de las formas de jugar de Clemente, grabada a fuego en
el ideario colectivo, es el contraataque. Cierto es que el vasco siempre ha
gustado de equipos rápidos y fuertes, con brega y lucha para recuperar el balón
y salir al contraataque, ¿pero qué entrenador no gusta de esto? El Real Madrid,
sin ir más lejos, lleva los últimos casi 20 años jugando al contraataque, desde
que cesaron a Valdano en la temporada 1995/1996. El aspecto clave de jugar al
contraataque es dónde se ejercer la presión para recuperar el balón. Los
equipos con menos recursos suelen presionar en campo propio, mientras que otros
como puede ser el ya mencionado Real Madrid, pueden permitirse una presión en
campo rival. Todo depende del equipo que tengas y los jugadores de que
dispongas. Si a un entrenador le das un equipo que va último en la tabla a 10
jornadas del final, nadie en su sano juicio esperaría que ese equipo saliera a
dominar el partido, ya sea con la posesión o con la presión. Eso es lo que le
lleva pasando a Clemente los últimos 15 años.
Clemente gusta del juego directo, utilizando hombre objetivo
y aprovechando las posibilidades de contraataque, todo ello unido a un trabajo
constante de presión y lucha sobre el campo. La gente que vio al Athletic de
Bilbao de las 2 Ligas coincide en que ver al equipo, sobre todo en San Mamés,
era ver una apisonadora por la fuerza y energía con la que presionaban arriba
al rival y atacaban una y otra vez.
Javier Clemente no deja de ser un gran entrenador incomprendido, al que la
aparición de internet (más o menos con fuerza desde el 2000 para adelante) ha
perjudicado al mostrar solo los partidos de los equipos que cogía prácticamente
ya descendidos, con los que ni él ni ningún otro entrenador podría generar un
fútbol efectista y efectivo. Pero todo lo logrado, sus títulos y su larguísima
carrera profesional, estarán ahí para siempre.
Mucho ánimo y mucha suerte, Javi, y un fuerte abrazo.
Muy bien escrito tio. Es alucinante la trayectoria de Clemente. Animo...
ResponderEliminar